Realicé trabajos de artesanías, macramé, cuero, alpaca; trabajé en centros culturales, teatros y calles turísticas junto a otros artistas en el mundo de la música y el circo, haciendo swing con luces y fuego y tocando instrumentos de viento, de cuerda y tambores.
Fueron años preciosos y de mucho aprendizaje, hasta que decidí sentar cabeza un poco y volver a estar con la familia y finalmente estudiar Bellas Artes durante 3 años e Instructorado de Yoga en Buenos Aires. Para terminar la carrera sólo me faltaba un año, pero mis ganas de viajar fueron más grandes así que regresé a la ruta que era mi poesía más grande, y allí puse en práctica la pintura y el yoga, mis pilares actuales de sustentabilidad.
Hoy me encuentro en Barcelona, una ciudad preciosa que me abrió sus puertas y me deja seguir creando en lo que más me gusta hacer, que es pintar.